Si sufres dolor físico , estarás de acuerdo conmigo en que es algo que te roba mucha energía, tanto que puede hacer que no quieras levantarte de la cama por las mañanas, tanto como para que estar sentada en una silla para asistir a una clase se haga insoportable, que tengas el estómago destrozado de tomar analgésicos, que te sientas “floja” o “vaga” porque no tienes la energía de l@s demás y que estés harta de escuchar comentarios como “siempre te encuentras mal”, “¿otra vez te duele?” , “¿Vuelves a estar enferma?” y así podría seguir enumerando diferentes situaciones de disconfort…

Quiero puntualizar que ese dolor físico puede tener diferentes nombres y etiquetas como por ejemplo: dolor menstrual, dolor crónico, fibromialgia o alguna “algia” como cervicalgia o lumbalgia de la que no puedes librarte. Estos son solo algunos ejemplos, obviamente la lista podríamos alargarla bastante más.
Como esto ya lo sabes no es de lo que te voy a hablar hoy, hoy quiero compartir contigo que ese dolor es el grito desesperado de tu cuerpo, por comunicarse contigo, son memorias tuyas y de tu sistema familiar, de traumas, temas pendientes, heridas que no se han cerrado que no han cicatrizado.
Tanto Jung y Freud observaron que todo lo que es demasiado difícil de procesar no desaparece por sí mismo sino que se nos queda guardado en el inconsciente. Jung decía que todo lo que no se resuelve (experiencias traumáticas de las que no hacemos un aprendizaje) tanto a nivel individual como familiar vuelve a nuestra vida en forma de destino o “suerte”. Por eso es importante dar un lugar y hacer un aprendizaje a esas vivencias.
Por tanto según esta teoría, esas heridas no son más que esa oscuridad donde no quieres mirar, quizá por miedo a sufrir (aunque sin mirar allí ya estas sufriendo y no poco ¿verdad?) o quizás porque no sepas como mirar a esa oscuridad donde también se pueden ver cosas interesantes. En definitiva el proceso de sanación pasa por traer a la conciencia aquello que está en el inconsciente y que está por resolver.
Así es como me liberé yo del dolor que me machacaba cada día en las caderas, el sacro, las ingles, las piernas, la cabeza…poniendo luz en esas sombras. Créeme que sé mucho de tu malestar, te entiendo perfectamente, lo he vivido y poderme liberar de ese peso es de lo mas gratificante que he vivido hasta ahora.
Combinar este trabajo de introspección y crecimiento personal con unos buenos hábitos; comer saludablemente y hacer ejercicio ha sido la solución a mis problemas de dolor.
¿Te gustaría saber como mirar a esa oscuridad y ponerle luz?

Antes que nada te recomiendo que si es tu caso pidas ayuda a un/a profesional, sola es mucho más difícil y lento.
Hay diferentes terapias que pueden ayudarte, yo te voy a hablar de las que conozco en profundidad tanto personalmente como profesionalmente.
- La terapia Psicocorporal es una de ellas y la terapia Transgeneracional otra, yo trabajo fusionando las dos y estoy muy satisfecha con los resultados. Hoy me voy a centrar en la terapia Psicocorporal.
Nuestro cuerpo físico alberga memorias de todas nuestras vivencias, igual que en nuestro inconsciente. De hecho nuestro cuerpo es la llave para acceder a ese inconsciente. Y una de las formas de girar esa llave y abrir la puerta, es a través del movimiento creativo, la meditación, el arte en todas sus variantes… lo importante es poner conciencia en ello, aprender a escuchar esas señales que nos envía el cuerpo.
En mi caso, las sesiones de terapia tanto las ofrezco individuales como en grupo. Y me centro en la terapia Psicocorporal y transgeneracional como ya he citado más arriba.
En estos encuentros me centro en el malestar de la persona, para desde ahí, acompañarla a darle una forma a ese dolor o sentir, tirar del hilo y acceder al inconsciente y dejar que este traiga los recursos necesarios para transformarlo en algo agradable para la persona. Este proceso puede ser desde el movimiento consciente, a veces guiado, a veces libre, la escritura, el dibujo, la voz, la quietud pues poner toda la atención en ella también nos va a revelar cosas muy interesantes… nunca hay dos sesiones iguales, pues la vida es una constante evolución y transformación.
Un recuerdo con el que conectamos cuando hacemos cierto movimiento o tocamos alguna zona de nuestro cuerpo, bailar con una música concreta, una imagen, un símbolo, un número, un olor, la postura de nuestro cuerpo cuando pensamos en algo concreto, como cambia la respiración…todo ello son pistas para ir tirando del hilo y llegar al origen de tu dolor y transformar esa información en algo amable, agradable y positivo para ti.
Cuanto más amplíes tu conciencia corporal más capacidad tendrás para descodificar toda esa información que tiene tu cuerpo, es cuestión de práctica, pero como todas las prácticas es importante tener unos conocimientos básicos que te ayudarán a iniciarte y a avanzar.
En las sesiones individuales acompaño a la persona en ese proceso de apertura y conexión con toda esa información, a través de su cuerpo con diferentes ejercicios, es ella quien decide cuál es el ritmo y la intensidad de su proceso, yo solo le acompaño y le sostengo cuando lo necesita. Y obviamente pongo a su alcance recursos y herramientas que le ayudarán a descodificar esa información que ya posee pero que no sabe como leer.
En las sesiones de grupo el propio grupo hace mucha parte de sostén, y la misma energía de todas esas personas que asisten marca el ritmo y la intensidad. En este caso es maravilloso comprobar cómo se hacen de espejo unas a otras, el trabajo en grupo ofrece oportunidades muy interesantes, a mí personalmente me fascina llevar grupos. No es casualidad que el trabajo de alguien que asiste al taller resuene en la mayoría del resto de participantes y gracias a esa resonancia el grupo tiene la oportunidad de resolver esos temas pendientes que viven en su inconsciente.
Como siempre dice mi maestra Meritxell Masachs, es importante dar un lugar a todo, incluso a aquello que no tenemos la certeza de saber si existe, porque no es tangible, todo debe tener su lugar para que exista un equilibrio.
En el próximo artículo te hablaré sobre la terapia transgeneracional
Mar García Fuentes
Terapeuta Psicocorporal y Transgeneracional
Bailarina
Codirectora de Osana